"Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él".
Cuando se trae odio y saña contra algo o alguien, ni el milagro ayuda para acercase o entenderse.
Jesús les pregunta a quema ropa si el amor supera a la ley, pero ellos no ven más allá, no pueden, no quieren y no saben.
Más que juzgarlos, nos toca despertar y prevenirnos, pues podemos caer en la misma trampa con otros disfraces y otras camisas de fuerza. Pidamos al Espíritu Santo nos libre y nos sane de cualquier cosa que pueda endurecer nuestro corazón.